Es lo único que se me ocurrio escribir, "No desees demasiado". Toda la semana buscando el momento adecuado para faltar al trabajo. Toda la semana pidiendo por favor, me gustaría sentirme un poquitito, solo un poquitito enfermo para disfrutar de un dia en casa. Pero parecía que mi destino era seguir llendo a trabajar día tras día.
Claro, todos sabemos que el mejor dia para faltar es el viernes, o el lunes en su defecto. Que mejor que hacernos de un fin de semana largo?. Y Parece que mi estomago entendió la idea, y el viernes por la mañana finalmente tuve la excusa perfecta, de hecho no era una excusa, verdaderamente no me sentia bien y mi ausencia estaba justificada. Asi que pensarán ustedes que finalmente pude disfrutar de un dia libre. No, lo que mi estomago no logró comprender es que tenía que ser algo leve. Parece que esa acumulación de deseos no ayudó mucho y en consecuencia estuve 14 horas en la cama y las otras restantes deambulando por la casa como un zombi que necesita sangre para sobrevivir, blanco y debilitado, hasta que me volví a rendir y me sumergí en las sábanas nuevamente. No recuerdo si soñé con mi caminata de la noche previa en las calles de San Telmo invadidas de humo o con la película SurCoreana pro Marxista-Socialista-Anti Americana o con la futura boda coreana o con mi desesperante indecisión. Lo que sí estoy seguro que voy a recordar, es que, la próxima vez que desee algo lo voy a hacer con cautela.
Claro, todos sabemos que el mejor dia para faltar es el viernes, o el lunes en su defecto. Que mejor que hacernos de un fin de semana largo?. Y Parece que mi estomago entendió la idea, y el viernes por la mañana finalmente tuve la excusa perfecta, de hecho no era una excusa, verdaderamente no me sentia bien y mi ausencia estaba justificada. Asi que pensarán ustedes que finalmente pude disfrutar de un dia libre. No, lo que mi estomago no logró comprender es que tenía que ser algo leve. Parece que esa acumulación de deseos no ayudó mucho y en consecuencia estuve 14 horas en la cama y las otras restantes deambulando por la casa como un zombi que necesita sangre para sobrevivir, blanco y debilitado, hasta que me volví a rendir y me sumergí en las sábanas nuevamente. No recuerdo si soñé con mi caminata de la noche previa en las calles de San Telmo invadidas de humo o con la película SurCoreana pro Marxista-Socialista-Anti Americana o con la futura boda coreana o con mi desesperante indecisión. Lo que sí estoy seguro que voy a recordar, es que, la próxima vez que desee algo lo voy a hacer con cautela.
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